Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

Santiago 1:22

Reflexión de Santiago 1:22

Pero sed hacedores de la palabra


Santiago 1 : 22 «Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.»
El libro de Santiago enfatiza la conexión inseparable entre la fe y las acciones. Santiago exhorta a los creyentes a vivir de acuerdo con la palabra de Dios, no solo a escucharla pasivamente. La fe auténtica se manifiesta en acciones concretas que reflejan el carácter de Cristo.


Para comprender plenamente este versículo, es importante considerar el contexto cultural y religioso en el que fue escrito. Santiago está escribiendo a una audiencia cristiana que enfrenta desafíos y persecución. Él enfatiza la importancia de vivir la fe de manera práctica en medio de las pruebas y tentaciones.


Santiago utiliza un lenguaje fuerte y directo para llamar a la acción. El verbo «sed» implica una acción continua y deliberada. La palabra «hacedores» sugiere que la fe se manifiesta a través de acciones concretas en la vida diaria. La advertencia contra engañarse a uno mismo subraya la necesidad de una fe genuina que transforma el carácter y las acciones.

Entre los pasajes Contrastantes:

Mateo 7:24-27: Jesús compara al que escucha sus palabras y las pone en práctica con un hombre sabio que construye su casa sobre la roca.
Lucas 6:46: Jesús pregunta: «¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús , Santiago nos presenta una verdad que corta como espada: no basta con escuchar la Palabra; debemos ser hacedores de ella. No seamos como aquellos que se engañan a sí mismos, creyendo que la mera audición nos justifica. ¿Acaso el mero conocimiento del pan nos alimenta? No, necesitamos comerlo para obtener sustento. De igual manera, debemos digerir la Palabra de Dios y permitir que transforme nuestras vidas. Que nuestras acciones reflejen nuestra fe, que nuestra obediencia sea la melodía que acompaña nuestra profesión de fe. No nos conformemos con una fe superficial, sino que, como genuinos seguidores de Cristo, seamos hacedores incansables de su Palabra, manifestando así la belleza de su amor y la profundidad de nuestra devoción.

  1. Mateo 5:14-16 (RV 1960):
    «Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.»
  2. Efesios 2:10
    «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.»
  3. 1 Juan 3:18
    «Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.»
  4. Gálatas 5:22-23
    «Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.»
  5. Hebreos 13:16
    «Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.»

Estos versículos resaltan la importancia de que nuestra fe se traduzca en obras concretas y en un estilo de vida que refleje el carácter y amor de Dios. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a ser luz en el mundo, a realizar buenas obras, a amar en acción y a producir frutos del Espíritu Santo. Que estas Escrituras nos inspiren a vivir cada día como hacedores de la Palabra, glorificando así a nuestro Padre celestial.


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