Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.
Ezequiel 47:12
Reflexión de Ezequiel 47:12
Tabla de contenidos
Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.
Ezequiel 47 forma parte de la visión escatológica del nuevo templo (capítulos 40-48). Ezequiel, profeta del exilio en Babilonia, recibe visiones sobre la restauración de Israel y el templo ideal.
Contexto histórico y literario
Aproximadamente 573 a.C. Israel está en cautiverio. El templo ha sido destruido por Nabucodonosor. Este mensaje trae consuelo y esperanza.
Análisis:
a. “Junto al río, en la ribera, a uno y otro lado…”
El río fluye del templo (v.1), y la vida surge a ambos lados. No es un río natural, sino uno que representa la vida espiritual, el poder vivificante que emana de Dios mismo.
b. “Crecerá toda clase de árboles frutales”
Diversidad de árboles — sígnica de abundancia y plenitud. Representa a los fieles (Salmo 1:3) cuyas vidas, alimentadas por la gracia de Dios, dan fruto constante.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará. Salmo 1:3
c. “Sus hojas no caerán, ni faltará su fruto”
Indica perpetuidad y suficiencia espiritual. No hay decadencia. Contrasta con la inestabilidad de la vida sin Dios (Jeremías 17:8). Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
d. “A su tiempo madurará”
Orden divino en la producción de fruto — cada cosa a su tiempo. Implica que la vida en el Espíritu tiene un ritmo y un propósito eterno.
e. “Porque sus aguas salen del santuario”
La fuente de vida no es humana, sino Dios mismo. La presencia divina es lo que hace fecundo, lo estéril.
f. “Su fruto servirá de alimento, y su hoja de medicina”
Aquí aparece la dimensión redentora y restauradora: lo que proviene de Dios nutre (alimento) y sana (medicina). El evangelio no solo salva el alma, también sana heridas profundas, Como lo hizo cristo por nosotros.

Interpretación alegórica:
El río = Espíritu Santo ( Juan 7:38-39).
38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. Juan 7:38-39
El templo = presencia de Dios, ahora en Cristo y su Iglesia (1 Corintios 3:16)
16¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 1 Corintios 3:16
Los árboles = creyentes (Salmo 1:3 ).
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará. Salmo 1:3
Las hojas = ministerios de sanidad, consuelo, palabra viva.
Fruto permanente = obras del Espíritu (Gálatas 5:22-23).
22 Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
23 mansedumbres, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Pasajes paralelos y contrastantes
Salmo 1:3: El justo es como árbol plantado junto a corrientes de agua.
Apocalipsis 22:1-2: El río de agua de vida y el árbol con doce frutos, cuyas hojas son para sanidad de las naciones.
Juan 7:38: “De su interior correrán ríos de agua viva.”
Jeremías 17:7-8. El que confía en Jehová será como árbol junto al agua.
7 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.
8 Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Jeremías 17:7-8
Contrastantes:
Jeremías 17:6: El impío es como arbusto en el desierto, no ve cuando viene el bien.
Isaías 1:30: El apóstata será como encina cuyas hojas se marchitan.
El río nace del umbral del templo, fluye hacia el oriente, y se vuelve más profundo a medida que avanza (símbolo del crecimiento en el Espíritu).
El agua sana el mar Muerto (v.8), símbolo del poder transformador de Dios que vivifica incluso lo más muerto.
Los pescadores en Engadi (v.10) evocan la misión — la restauración no es solo interna, sino que extiende la vida a otros.
10 Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será su tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande. Ezequiel 47.10
En un mundo reseco, dividido y enfermo —este pasaje proclama esperanza:
El Espíritu de Dios sigue fluyendo desde su trono (cf. Apoc. 22).
Donde llega la presencia de Dios, hay sanidad, crecimiento, alimento espiritual, y misión.
La Iglesia debe ser ese bosque de árboles frutales, que da fruto a tiempo y extiende hojas de sanidad a una sociedad herida.
El fruto es para alimentar, y las hojas para sanar. ¡No es para almacenarse en cestas eclesiales, sino para darse al mundo!
Ezequiel vio un río que no se detenía. Donde iba, sanaba. Donde tocaba, vivificaba. Donde pasaba, nacía un nuevo Edén. Ese río sigue fluyendo hoy — no desde un templo físico, sino desde el trono del Cordero. Y tú estás llamado no solo a beber de ese río, sino a convertirte en un árbol junto a sus aguas, que da fruto para este mundo sediento y hambriento. «»Hermano, si vives del Espíritu, da fruto. Si bebes del agua viva, sana con tus hojas. La Iglesia de hoy no necesita más hojas secas de religión, sino árboles vigorosos de vida en el Espíritu. Sé tú un árbol plantado junto al río
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