Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

2 Corintios 4:18

Reflexión de Hebreos 4:15-16

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro


Hebreos 4:15-16
«Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.»

Jesucristo como Sumo Sacerdote compasivo: El autor de Hebreos destaca la compasión de Jesucristo como Sumo Sacerdote. En contraste con los sumos sacerdotes del Antiguo Testamento, Jesús no solo entiende nuestras debilidades, sino que las experimentó personalmente al vivir en la tierra como humano (Hebreos 2:17-18).

Tentado en todo como nosotros: Aunque Jesús fue tentado en todas las áreas de la vida, no pecó. Esto resalta su santidad y su capacidad de interceder por nosotros de manera perfecta ante Dios (Hebreos 7:26-27).

Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

Acerquémonos confiadamente: La exhortación es clara: debido a la compasión y la santidad de Cristo, podemos acercarnos a Dios con confianza. Esto es posible gracias al acceso que tenemos al trono de la gracia, un lugar donde Dios ofrece misericordia y gracia abundante.

1 Juan 2:1-2 «Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.»

Este pasaje muestra cómo Jesucristo actúa como nuestro abogado ante el Padre, siendo la propiciación por nuestros pecados. La función de Cristo como abogado y Sumo Sacerdote se entrelaza con su rol de mediador, destacando su capacidad para compadecerse de nosotros y ofrecer perdón.

Romanos 8:34 «¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.»

Aquí vemos que Jesucristo no solo intercede por nosotros, sino que está activamente involucrado en nuestra defensa ante Dios. Su papel como intercesor refuerza la idea de su compasión y su habilidad para entender nuestras debilidades y tentaciones.

«Queridos hermanos, en Cristo Jesús tenemos un Sumo Sacerdote que no solo entiende nuestras luchas y tentaciones, sino que las ha experimentado personalmente, sin ceder al pecado. Él no es un juez implacable, sino un defensor compasivo que nos invita a acercarnos confiadamente al trono de la gracia. En ese trono, Dios no nos mira con desdén, sino que nos ofrece misericordia y gracia abundante para nuestras necesidades diarias. Así como Jesucristo se mantuvo sin pecado, él hoy intercede por nosotros, asegurando que ninguna condenación se levante contra los que están en él. ¡Qué consuelo y qué privilegio es saber que tenemos un Salvador que nos comprende y que nos ofrece ayuda oportuna en nuestro tiempo de necesidad!»

Este enfoque resalta tanto la compasión de Cristo como Sumo Sacerdote como su capacidad para interceder por nosotros efectivamente. Es una invitación a confiar plenamente en la gracia y la misericordia de Dios, accesibles a través de Jesucristo.

En conclusión, Hebreos 4:15-16 nos presenta una poderosa imagen de Jesucristo como nuestro Sumo Sacerdote compasivo y sin pecado. Este pasaje nos anima a acercarnos a Dios con confianza, sabiendo que Cristo entiende nuestras debilidades y tentaciones porque las experimentó personalmente pero sin pecado. Su sacrificio perfecto y su intercesión continua nos aseguran que podemos encontrar misericordia y gracia abundante en nuestro tiempo de necesidad. Es una invitación a vivir en comunión con Dios, confiando en la provisión de la ayuda divina a través de nuestro Señor Jesucristo la invitación es a seguir a cristo para salvación ya que es el único mediador entre Dios y los hombres hechos 4:12

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

Dios los bendiga a través de Jesucristo.


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