Deléitate asimismo en Jehová,
Salmos 37:4-5
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
5 Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
Reflexión de Salmos 37:4-5
Tabla de contenidos
Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
Deléitate en el Señor y Él te concederá los deseos de tu corazón
Salmos 37:4-5 (Reina-Valera 1960)
«Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.»
Introducción:
El Salmo 37, atribuido al rey David, presenta una serie de enseñanzas prácticas y espirituales para enfrentar las dificultades de la vida con confianza en Dios. En los versículos 4 y 5, encontramos una promesa poderosa y reconfortante para aquellos que siguen fielmente al Señor.
Exégesis:
Deléitate asimismo en Jehová: Este versículo comienza con un mandato: deleitarse en el Señor. La palabra hebrea para «deleitarse» implica un placer profundo y una satisfacción en la presencia y el carácter de Dios. Esto va más allá de la mera obediencia; implica un gozo genuino en tener comunión con Dios.
Y él te concederá las peticiones de tu corazón: Aquí encontramos una promesa condicional. No se trata de una fórmula mágica para obtener lo que deseamos, sino de una promesa basada en una relación íntima con Dios. Cuando nuestros deseos están alineados con la voluntad de Dios, Él se complace en concederlos.
Encomienda a Jehová tu camino: Este versículo nos llama a confiar completamente en Dios y a depositar nuestras preocupaciones y planes en sus manos. Implica una entrega total de nuestra vida y nuestras decisiones a la dirección divina.
Y confía en él; y él hará: La confianza en Dios es fundamental en la vida del creyente. Cuando confiamos en Él, podemos estar seguros de que Él cumplirá sus promesas y obrará en nuestras vidas de acuerdo a su voluntad soberana.
Hermenéutica:
Estos versículos nos enseñan que la verdadera felicidad y la realización de nuestros deseos no provienen de la búsqueda egoísta de placer, sino de una relación íntima y confiada con Dios. Cuando ponemos nuestra confianza en Él y buscamos su voluntad por encima de la nuestra, podemos experimentar la plenitud y la satisfacción que solo Él puede dar.
Síntesis Bíblica:
Esta enseñanza encuentra eco en otros pasajes de las Escrituras, como Proverbios 3:5-6, que nos insta a confiar en el Señor con todo nuestro corazón y no apoyarnos en nuestro propio entendimiento. También encontramos la misma idea en Mateo 6:33, donde Jesús nos anima a buscar primero el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas nos serán añadidas.
Pasajes Contrastantes:
Contrastando con la promesa de Salmos 37:4-5, encontramos la advertencia en Santiago 4:3, donde se nos dice que a veces no recibimos lo que pedimos porque lo hacemos con motivos egoístas. Esto subraya la importancia de alinear nuestros deseos con la voluntad de Dios para que Él pueda concederlos.
En resumen, Salmos 37:4-5 nos recuerda la importancia de cultivar una relación íntima con Dios, confiar en Él en todas las circunstancias y buscar su voluntad por encima de la nuestra. Cuando hacemos esto, podemos confiar en que Él nos concederá los deseos de nuestro corazón según su perfecto plan y propósito.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Permítanme llevar sus corazones a las preciosas verdades contenidas en los versículos cuatro y cinco del Salmo 37. Qué maravilloso tesoro encontramos en estas palabras inspiradas por el Espíritu Santo. David, el salmista ungido, nos insta a deleitarnos en el Señor, a encontrar nuestra mayor alegría y satisfacción en su presencia y en su palabra.
¡Oh, qué llamado sublime y trascendente! No se nos dice simplemente que obedezcamos, sino que nos regocijemos, nos deleitemos, nos embriaguemos con la dulce comunión de nuestro Dios. Queridos amigos, ¿dónde buscáis vuestra alegría hoy? ¿En los placeres pasajeros del mundo o en la fuente eterna de gozo que es nuestro Dios?
Y, ¿qué promesa gloriosa sigue a este mandato divino? ¡Que Él nos concederá los deseos de nuestro corazón! Pero, hermanos, no malinterpretéis estas palabras como una licencia para la codicia egoísta. No, la promesa se cumple cuando nuestros corazones están tan alineados con la voluntad de Dios que nuestros deseos se convierten en los suyos.
Así pues, hermanos, encomendemos nuestros caminos al Señor, confiando plenamente en su soberanía y bondad. No os inquietéis por el mañana, sino entregad cada ansiedad y cada preocupación en las amorosas manos de nuestro Padre celestial. Confiad en Él, amados, y Él obrará maravillas en vuestras vidas.
¡Oh, cuán grande es nuestro Dios! Él no es un espectador pasivo en nuestras vidas, sino un Padre amoroso que se deleita en bendecir a sus hijos obedientes. Que estas palabras os animen y fortalezcan en vuestra jornada de fe. ¡Que el Señor os bendiga ricamente según su inmenso amor y gracia!
Con amor en Cristo, su servidor.
.