Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
Malaquías 3:11
Reflexión de Malaquías 3:11
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Reprenderé también por vosotros al devorador
«Y reprenderé por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.»
El contexto de este versículo se encuentra en el período pos-exílico de Israel. El profeta Malaquías reprende al pueblo por su falta de fidelidad hacia Dios, especialmente en el área de los diezmos y las ofrendas. En este versículo en particular, Dios promete bendiciones para aquellos que son fieles en traer los diezmos al alfolí y en ofrendar de manera generosa.
El «devorador» mencionado aquí puede interpretarse como una referencia a las plagas y enfermedades que podrían destruir los cultivos. Dios promete intervenir en favor de su pueblo, protegiendo sus cosechas y asegurando su prosperidad. Esto subraya la importancia de confiar en Dios y obedecer sus mandamientos, especialmente en lo que respecta a la mayordomía de nuestros recursos.
Un pasaje que contrasta con esta promesa de bendición es Deuteronomio 28:15, donde se advierte sobre las maldiciones que vendrán sobre aquellos que desobedezcan los mandamientos de Dios. Sin embargo, en Malaquías 3:10-12, Dios ofrece la posibilidad de restauración y bendición para aquellos que se arrepientan y vuelvan a él
A lo largo de las Escrituras, vemos un patrón de fidelidad y bendición por parte de Dios hacia aquellos que confían en él y obedecen sus mandamientos. Aunque enfrentemos desafíos y dificultades, podemos confiar en que Dios está obrando en nuestras vidas para nuestro bien y su gloria.
En Malaquías 3:11, vemos el corazón misericordioso y protector de Dios hacia su pueblo. Él promete intervenir en favor de aquellos que confían en él y obedecen sus mandamientos, asegurando su provisión y protección. Que podamos ser fieles en nuestra mayordomía y confiar en que Dios cumplirá sus promesas en nuestras vidas.
En conclusión, queridos hermanos, Malaquías 3:11 nos revela el carácter inmutable de nuestro Dios amoroso y fiel. En medio de nuestras luchas y desafíos, él sigue siendo el mismo: el guardián de nuestras vidas y el proveedor de nuestras necesidades. Así como prometió proteger los campos de su pueblo antiguo, también hoy nos promete su cuidado y provisión. Que esta verdad nos impulse a confiar en él más plenamente, a obedecerle más fielmente y a vivir en la plenitud de su bendición y gracia. Que en cada área de nuestras vidas, podamos experimentar su fidelidad y amor, y así, como dijo el salmista, proclamemos con gratitud: «¡Bendito sea el Señor, que de día en día nos colma de beneficios!» (Salmo 68:19).
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