Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Gálatas 2:20

Reflexión de Gálatas 2:20

«Con Cristo estoy juntamente crucificado; y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.» (Reina-Valera 1960)


Gálatas 2:20 – Un Estudio Bíblico

Introducción

Para Gálatas 2:20, la interpretación debe considerar el contexto histórico, cultural y literario del texto, así como la intención del autor.

Contexto Histórico: La epístola a los Gálatas fue escrita por el apóstol Pablo para abordar problemas de la iglesia en Galacia, donde algunos estaban enseñando que los cristianos debían seguir las leyes judías para ser salvos. Pablo defiende la justificación por la fe en Cristo y la libertad del legalismo.

Contexto Literario: En el capítulo 2, Pablo relata su experiencia personal con el evangelio y cómo se enfrentó a la influencia de los judaizantes. Gálatas 2:20 es una declaración de la transformación personal que ha experimentado Pablo como resultado de su fe en Cristo.

Intención del Autor: Pablo pretende mostrar la radicalidad de la vida cristiana. Al decir «con Cristo estoy juntamente crucificado», enfatiza que su vida ha sido transformada por su unión con Cristo en Su muerte y resurrección.

«Con Cristo estoy juntamente crucificado»: La crucifixión con Cristo significa que la vieja identidad de Pablo, su viejo yo, ha sido crucificado junto a Cristo. Esto se refiere a la muerte del antiguo yo pecador y la identificación con la muerte de Cristo como una forma de morir al pecado.

«Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí»: Aquí, Pablo expresa la idea de que su vida actual no es la vida del antiguo Pablo, sino la vida de Cristo viviendo en él. Es una declaración de la nueva identidad en Cristo, donde Cristo es el principio de la vida cristiana.

«Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios»: Pablo reconoce que, aunque sigue viviendo en un cuerpo humano (la carne), su vida está ahora guiada y sustentada por la fe en el Hijo de Dios. No se trata de una vida de autosuficiencia, sino de dependencia completa de la fe en Cristo.

«El cual me amó y se entregó a sí mismo por mí»: Este último segmento subraya el motivo detrás de la transformación: el amor sacrificial de Cristo. La entrega de Cristo en la cruz es el fundamento de la nueva vida que Pablo experimenta.
Para entender mejor Gálatas 2:20, es útil contrastarlo con otros pasajes que tratan temas similares:

Romanos 6:6: «Sabemos esto: que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado.»

Aquí, Pablo también habla de la crucifixión del «viejo hombre». La conexión con Gálatas 2:20 es clara: ambos pasajes enseñan sobre la muerte del antiguo yo y la liberación del pecado a través de la identificación con la muerte de Cristo.
Filipenses 1:21: «Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.»

Este versículo refleja la misma perspectiva de vida en Cristo que se encuentra en Gálatas 2:20. La vida del creyente es Cristo mismo, y su existencia en la carne se define por la fe en Él.
Gálatas 5:24: «Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.»

a cross on a hill

Este pasaje complementa Gálatas 2:20 al hablar de la crucifixión de la carne y sus deseos, destacando la necesidad de una transformación continua en la vida cristiana.
Conclusión.
«¡Hermanos y hermanas en Cristo, consideren el sublime misterio de Gálatas 2:20! Pablo, el incansable apóstol de nuestro Señor, nos revela una verdad gloriosa: el verdadero cristianismo no es una mera adhesión a una serie de doctrinas o una observancia externa de leyes, sino una profunda transformación del alma. Cuando Pablo dice, ‘con Cristo estoy juntamente crucificado,’ él no está hablando de una abstracción, sino de una experiencia vital y real. En la cruz, no solo Cristo murió por nosotros, sino que también nosotros morimos con Él, de manera que el viejo yo, con sus pecados y pecaminosidades, ha sido crucificado.

¡Oh, maravilla del amor divino! El apóstol no se detiene allí, sino que declara que ‘ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí.’ Aquí vemos la maravilla de la vida cristiana: no es la vida de Pablo, sino la vida de Cristo manifestada en él. Esta es la verdadera vida, una vida vivida en la fe del Hijo de Dios, quien nos amó con un amor infinito y se entregó por nosotros en la cruz.

Si eres un creyente, ¡celebra la nueva identidad que tienes en Cristo! Vive en la plenitud de la fe, sabiendo que la vida que llevas en la carne es una vida vivida en la fe del Hijo de Dios. Vive en gratitud por el sacrificio de Cristo, que nos ha dado no solo la salvación, sino una vida nueva, una vida en la que Cristo mismo mora y reina en nuestro ser.

¡Que el Espíritu Santo te dé la gracia para vivir cada día en la luz de esta gloriosa verdad, y que tu vida sea una manifestación de la vida de Cristo en ti! Amén.»



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